Hay muchos mitos en torno al sufrimiento del niño que se alejan de la realidad. Algunos de estos mitos son
1. Los niños no sufren.
2. El duelo en los niños no provoca un sufrimiento tan profundo como en los adultos.
3. Los niños tienen suerte, porque son muy jóvenes y que no entienden sobre la muerte.
4. Los niños deben ser protegidos del dolor y del sufrimiento que la muerte conlleva con el fin de mantener su inocencia.
5. Dada su juventud son capaces de olvidar fácilmente a la persona fallecida, resolver el duelo rápidamente y seguir con sus vidas.
Cuando se consideran como grupo, los niños y adolescentes entienden, experimentan y expresan el duelo de forma similar a la de los adultos
1. Todos los niños sufren.
2. Los niños son vulnerables y pueden tener desventajas cuando están en duelo.
3. Los niños no pueden ser protegidos de la muerte.
4. Algunos niños olvidan y otros recuerdan.
5. El duelo en niños y adolescentes es distinto según las diferentes edades
6. Los niños y adolescentes expresan su duelo de formas diferentes a los adultos
Los niños expresan su dolor a través de los juegos, pueden jugar a morirse, al entierro. En los niños pequeños, aunque se les haya explicado lo que ha pasado, y parecen aceptar en principio lo que ha ocurrido, pueden estar esperando que esa persona regrese y lo buscarán por la casa, preguntará donde está y cuándo volverá. Habitualmente suelen sentir tristeza, rabia por haber sido abandonado, miedo a que le dejen solo o a que también pueda morir el progenitor superviviente, y muchas veces sentimientos de culpa, por haber podido provocar la muerte.
La ira es una reacción normal, y se puede manifestar en juegos violentos, irritabilidad y pesadillas. El temor a perder otro ser querido, le hará especialmente sensible a toda separación.
En algunos niños se observa una regresión a etapas anteriores de desarrollo, y llegan a comportarse como niños más pequeño.
Saber manejar estos sentimientos en el niño es de vital importancia, para que puedan seguir adelante con sus vidas.
Guia para ayudar a los adultos a hablar de la muerte y el duelo con los niños
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