Marina tiene 14 años cuando sus padres acuden a la consulta. Lleva dos meses que no duerme bien, tarda mucho en conciliar en sueño. Ha perdido peso, en las ultimas semanas. Es una buena estudiante y suele tener excelentes calificaciones, pero este ultimo mes, sus notas han bajado.Sus padres la oyen llorar a solas en su cuarto. Marina ha dejado de salir los fines de semana con sus amigas, prefiere quedarse en casa y se pasa el dia tumbada en la cama. Esta muy triste y no quiere responder a las preguntas que le hacen sus padres.
Cuando un niño o joven pasa por una depresión, se observa sintomas como:
- Perdida de interés por actividades placenteras
- Irritabilidad, cambios de humor y problemas de conducta
- Perdida de apetito, perdida de peso
- Insomnio o hipersomnia
- Agitación o enlentecimiento motor
- fatiga o falta de energía
- Falta de concentración
- Disminución de la autoestima
- Aislamiento social
- Llanto facil
- Menos locuacidad
- Pensamiento de autodesprecio, o de muerte
Con frecuencia los niños y adolescentes se sienten tristes, desganados, irritables, cansados, culpables o inapetentes, pero es importante diferenciar estos comportamientos normales de la presencia de un síndrome de depresión. Se debe diferenciar un estado normal de falta de motivación y aburrimiento del desinterés persistente y generalizado por todo tipo de actividades, o el cansancio típico de la fatiga del trabajo escolar o la fatiga continua depresiva. Hay que valorar la frecuencia, intensidad, y duración de estos comportamientos. Actividades cotidianas como lavarse, vestirse, cuando resultan agotadoras, requieren un gran esfuerzo, llevan el doble de tiempo de lo normal y aparecen todos los días, independientemente de que el niño haya tenido colegio o no, pueden ser un síntoma de una depresión
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