«…has cerrado los ojos creyendo que eso serviría de algo; pero no sirve de nada, porque cuando vuelves a mirar seguirá estando allí” (Benjamín Prado).
Pensamos que el sufrimiento es malo y que debe ser evitado para poder vivir, que las emociones y pensamientos negativos se asocian a comportamientos desajustados y al fracaso en la vida. Tenemos el convencimiento de que tener buenos pensamientos y sentimientos sobre uno mismo, sobre la vida y el futuro nos hará actuar bien y vivir felices. Ser feliz tendría que ser algo fácil en un mundo lleno de comodidades y oportunidades que cada vez controla más y mejor la enfermedad y el dolor físico y ocurre lo contrario, que cada vez es más difícil ser feliz y más fácil ser infeliz.
Afirmaciones como “necesito motivación para seguir trabajando”, “sin amor, no puedo seguir adelante”, o “si estuviera más alegre lo haría” son muy comunes en nuestra sociedad. Olvidamos que el sufrimiento humano es parte inseparable de la vida humana. Exigir no sufrir o tener que sentirse bien para poder vivir no se ajusta a la realidad de la vida.