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Timidez o Fobia social

La ansiedad social es normal y se puede decir que es útil porque permite que las personas nos comportemos adecuadamente ante las relaciones interpersonales nuevas o importantes.

Si la ansiedad es muy intensa y no se extingue tras unos minutos de interacción con el otro, e interfiere muy negativamente en la persona entonces, no estaríamos hablando de timidez sino de fobia social.

No siempre es fácil diferenciar la fobia social de la timidez. En ambos casos existe un temor a las situaciones sociales y un miedo exagerado a las críticas. En el caso de la fobia social el curso es más crónico y la interferencia es más grave, mientras que en el caso de la timidez,  el funcionamiento no está gravemente alterado.

Las personas tímidas suelen sentirse incomodas en las situaciones sociales. Le cuesta decir lo que piensa, suelen hablar menos, mirar menos a los ojos, y encuentran más dificultades cuando deben tomar la iniciativa en las relaciones. Algunas personas son tímidas sin que se den cuenta los demás, y con su familia tienen un comportamiento normal. Temen especialmente las primeras veces y su angustia se va calmando a medida que se multiplican los encuentros con los demás.   Tienen muchas cualidades sociales, como  capacidad de escucha, y de empatía. Es buena observadora y atenta con los demás. La aparición suele ser precoz, en la infancia y tiene un curso crónico y duradero. Se puede corregir espontáneamente con el trato social y con ciertas experiencias positivas.

La fobia social en cambio es un miedo intenso, irracional, incontrolable en las situaciones sociales  por temor a la desaprobación de los demás y a las críticas.  Los fóbicos sociales suelen presentar una respuesta intensa de ansiedad: sudoración, temblor, taquicardia, rubor facial. Se suelen presentar en situaciones muy especificas como comer, beber y hablar en público o se presenta en situaciones mas generalizada como iniciar y mantener conversaciones, participar en grupos pequeño, tener citas o ir a fiestas. Los fóbicos dan la impresión a veces de ser fríos y distantes, debido a la tensión y malestar que experimentan. Intentan  ocultar lo que sienten, y las conductas habituales son la evitación, el escape de situaciones y el aislamiento social, lo que interfiere gravemente en su vida profesional y social.

En los niños la fobia se manifiesta por medio de lloros, tartamudez, se abrazan a familiares, eluden los contactos con los demás, rehúsan participar en juego. No quieren ir a la escuela, y evitan las actividades que implican relación con los demás. Para que se diagnostique la fobia social en un niños, es necesario que su capacidad para relacionase con sus familiares sea normal.  Que la ansiedad aparezca en la relación también con otros niños, y no solo con adultos.

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